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                    de esos heraclitianos penitentes 
                    que no ven una fuente tras las fuentes,
                    ni un ente universal, ni un arquetipo.
                    Avanzo lentamente y me anticipo 
                    como puedo a las gélidas corrientes, 
                    y no intento buscar más referentes 
                    que esta niebla que alguna vez disipo.
                    Nada de lo que fue tiene su idea 
                    porque todo deviene y se diluye 
                    mientras el agua corre y serpentea.
                    Así el amor también se constituye,
                    y al final es igual que una presea
                    que cuando se ha admirado se destruye.
                    David López Sandoval
                    
                    
                    
                     
                    
                     
                
