LA AUSENCIA DE MIS ESCULTURAS ES UNA PRESENCIA QUE PERTURBA

En respuesta al artículo publicado en EL PAIS.com el día 29/12/2021, firmado por Miquel Echarri. Con el ruego de su publicación. Por derecho de réplica
Salvatore Garau

Agradezco a Miquel Echarri por el artículo dedicado a mis esculturas inmateriales. Sin embargo, es necesaria alguna aclaración al respecto.
Yo no soy un artista conceptual. Pinto hace más de 40 años telas de grandes dimensiones más que visibles y he expuesto en decenas de muestras en todo el mundo. ¿Como podría no conocer los diferentes artistas, que abordaron, de diversas maneras, el tema del invisible desde Duchamp a Yves Kline, desde Manzoni a Warhol y otros? De hecho, el cuadrado delineado en el suelo para indicar el espacio preciso ocupado por mi escultura inmaterial “Buddha en contemplación” colocada en plaza de la Scala en Milán, es una referencia más que evidente al cubo invisible de De Dominicis. Podría haber usado otros signos, pero quise demostrar mi respeto y la conciencia acerca de un tema que no he inventado yo, sino que pertenece a la historia del arte, de la literatura y del cine desde hace más de cien años. El momento histórico que estamos viviendo, la pandemia, ha vuelto necesario, utilizar el lenguaje que me ofrecía el arte conceptual: la ausencia ha sido la verdadera presencia en las plazas del mundo. La ausencia, de hecho, ha sido para mí la “materia” más indicada para realizar una obra que hablara de este dramático momento. La ausencia de la obra física, como mi propia ausencia física, podía hablar más de la tela y de los colores. No me interesa en absoluto, que otros artistas hayan usado este lenguaje antes que yo, como recuerda la crítica de arte Eileen Kinsella, citada en el artículo de Echarri, a su vez se han inspirado (o se han copiado, añado yo) el uno con el otro. No existe una sola manera para describir lo invisible, sino que cada uno tiene la suya. Si hoy en día, un artista pinta una Virgen con el Niño, la obra tendrá otro significado, comparada a una tela de Raffaello. Como las aspiradoras Hoover de Jeff Koons tienen (me imagino) otro concepto, con respecto a el ready-made de Duchamp.
Cualquier persona trabaja sobre los cimientos que otros fundaron anteriormente.
Todo está conectado con el todo. Solamente el ejemplo de Picasso y el arte africano, es más que suficiente para cerrar este tema.
Yo no inventé el arte invisible. Ya lo afirmé en decenas de entrevistas, pero, que yo sepa, por primera vez una obra inmaterial ha sido vendida en una subasta. Esto es lo que ha causado clamor en el mundo; 15.000 euros para la nada! Quiero recordar que recientemente la obra que venía después de “Io sono” titulada “Davanti a te”, ha sido vendida en una subasta por 28.000 euros.
Sin embargo, estas cifras, absolutamente modestas en el mundo del arte, han provocado escándalo, Escandalo que no ha ocasionado el NFT de Beeple, vendido por 69 millones de dólares. Una obra que en el fondo es sencillamente un Jpg. Así como otros NFT (que son altamente contaminantes para el ambiente) se venden por cifras astronómicas y nadie se escandaliza. ¿Quizás el peso de mis 15.000 euros es superior a los millones de dólares? A estas alturas, creo que sí. El miedo a la nada, el horror vacui, ha tocado en profundidad el subconsciente colectivo, sobre todo de quienes se lo toman a risa. No ver y no tocar es inaceptable. Mi obra hace pensar, genera molestia y discusiones, existe, ¿porque no tiene que ser pagada?
En mis esculturas inmateriales se esconde un profundo sentido de la inconsistencia hacia el cual la humanidad se está dirigiendo. Estamos desapareciendo como seres humanos, todo está encomendado a lo virtual y hoy en día con el metaverso, habrá un empujón final a nuestro ser de carne y hueso y espíritu en la sociedad, será la muerte de nuestras relaciones físicas, de nuestro existir en todos los sentidos, todo será encomendado a nuestro avatar virtual y nosotros estaremos tranquilos en nuestras habitaciones, engordando y llenándonos de miedos por lo que ocurre más allá de nuestras paredes.
La obra inmaterial “Davanti a te”, la última que realicé, es la más angustiante que haya creado. ¿Quién está adelante tuyo? ¿Alguien que tu no ves, pero existe y te controla, sabe todo de ti y te deja atontado y tranquilo? Mi obra que no ves, grita que te despiertes, ¡que vuelvas a existir! Aquí está lo invisible de mis obras, es un invisible trágico, pero tambien espiritual para quien quiera recibir este sentimiento, ¡para quien quiere esforzarse en alimentar su propia imaginación!
Sin embargo, los críticos Chris King, Eli Federman e Eileen Kinsella, todos citados en el artículo en cuestión, han expresado juicios “tranchant”, sin informarse mínimamente sobre cuáles eran los conceptos profundos de mi obra o por lo menos imaginarlos y sin conocer nada de mi largo pasado de obras que van de la pintura, al cine y a la música. Sin ni siquiera imaginar que son también una firme respuesta a la moda extendida de los NFT, que considero ya vieja. He ido más allá. Sin embargo, algunos críticos podrían por lo menos hacerse una simple pregunta; ¿Por qué en todo el mundo, la venta de una obra que no se puede apreciar con la mirada, ha creado tanto clamor y escandalo? ¡Hoy en día es imposible escandalizarse por algo y sin embargo nos hemos escandalizado por la nada!
Este es el argumento que nos debería hacer reflexionar. ¡Es verdaderamente inconcebible gritar al fraude por una nada que ha sido vendida, si un coleccionista, no ha visto en ese concepto un fraude sino una fuerte metáfora del presente! En definitiva, ¿está prohibido pagar lo que no se ve? ¿Las ideas se venden? Es más que evidente que en esa nada hay tanto de todo, sino hubiera habido un silencio absoluto. Pero se necesita tiempo y yo soy paciente. He siempre aceptado todas las críticas que nacieron alrededor de mis obras inmateriales, pero de los críticos o escritores pretendería un poco más de honestidad intelectual, aunque no acepten mi trabajo, por lo menos podrían averiguar sobre mi pasado que desde siempre está interesado a la espiritualidad y a lo Sagrado, por lo tanto, a lo invisible. Bastaría con echar un vistazo en Instagram o en Youtube para hacerse una idea, bastarían pocos minutos que ayudarían a leer mis esculturas inmateriales no solo como una provocación (que nunca ha sido mi intención) o peor aún como simples payasadas.
Sin embargo, parece más interesante poner la atención en denuncias de plagio de un señor americano que dice haber sido el primero en realizar una obra invisible (¿acaso no conoce la historia del arte?). Llegados a este punto, quisiera especificar que las denuncias son también de un artista español y de un francés, todas caídas al vacío. Ósea, ¿no se han denunciado antes uno al otro? A estas alturas entonces, yo soy un verdadero genio porque en un solo golpe he imitado tres diferentes artistas que no conocía y que no se conocían entre ellos. La verdad es que han estado buscando publicidad fácil, acercando sus nombres al mío. Los periodistas por curiosidad, tendrían que haber visionado al menos el video del señor americano para entender que su trabajo no puede ser comparado de ninguna manera a la poesía de mi concepto. Desde los primeros minutos del video pensé que era una película de terror de Stephen King. Sería correcto documentarse mejor antes de escribir, pero entiendo que no hay tiempo, se corre deprisa, demasiadas noticias, demasiadas imágenes, demasiado de todo, reina el exceso, luego queda la nada.

Disculpadme, no quería citar otra vez mi escultura.

Salvatore Garau, LXX Encuentros de Humanidades y Filosofía

Traducción de Alessandra Poma